11 March 2009
Material adjunto: apuntes para un ensayo sobre Bulkington Whitebanger
Es un intento imposible. Entrar en el calmo delirio místico a través de la contemplación de objetos cotidianos. Lo que tienes a tu alcance. Lo que vez desde las ventanas de tu departamento. Lo que vez mientras que andas en un taxi al dentista. Lo que ves cuando salís de tu lugar de trabajo y te crecen las alas nuevamente y te vas volando, por encima de la ciudad, a tu casa para descansar y mirar tus libros y la televisión y tu hijo recién nacido (si es que tienes uno).
Lo que sabemos sin duda es que el tiempo transforma todo y que el ejercicio de ver el presente (que no existe. Es que no existe. Esto no es una metáfora o una provocación. El presente no existe. Es un mito, como la inmortalidad) desde lejos estando en el presente (imaginándonos como videntes de un remotísimo pasado o un remotísimo futuro) es la única manera de no desesperarse con lo mundano; es la única forma de existir como si toda tu vida fuera un gran tesoro tan inimaginable y tan añorado como la inmortalidad misma.
Video: (in Un homme qui dort / Georges Perec / 1974)
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